¿Qué está pasando con Facebook?
Ya desde hace algún tiempo han empezado a circular las noticias acerca de los efectos de Facebook en los usuarios. Si bien al inicio las investigaciones no eran concluyentes y hasta resaltaban los "beneficios" de Facebook en la sociabilidad humana, los estudios más recientes son contundentes: Facebook genera más maleficios que beneficios.
Por un lado, genera una "espiral de envidia" entre los usuarios, especialmente en el público femenino, que está a la caza de "likes" y compite por los halagos a su belleza física, para lo cual recurren a filtros fotográficos, photoshop o al viejo truco de decir "no salgo bien" para que todos los "amigos" (llevados por la compasión y la hipocresía) digan lo contrario, y así la señorita (o señora) calme su ego vanidoso.
En segundo lugar, y estrechamente relacionado con lo anterior, está el hecho de que existiría una relación inversa entre el número de horas en Facebook y el nivel de felicidad, es decir, a más horas en Facebook, menor el nivel de felicidad. Esto se explicaría porque las personas tienen un vacío interno y una enorme insatisfacción con sus vidas reales, los cuales intentan neutralizar sumergiéndose en una realidad virtual como Facebook, donde pueden camuflarse, compararse con otros que están peor o, simplemente, "pasar el rato y olvidarlo todo" a través de una conversación intrascendente y frívola (usualmente coqueteos) por chat.
Y en último lugar estaría la comprobación de que Facebook no estimula la sociabilidad. Por el contrario, la disminuye. Las personas están "conectadas" pero en el fondo no les interesaría interactuar de manera profunda (para lo cual se requiere empatía y contenido espiritual), sino que desean un contacto superficial, exhibicionista, sin mayores compromisos que no sean un pulgar arriba o un coqueteo virtual que suban la autoestima al menos por unos minutos. Es decir, se pierde la esencia de la sociabilidad humana: la interacción cara a cara ("de frente y sin máscaras"), con empatía y contenido espiritual que compartir.
Ahora bien, estas investigaciones se basan en los Facebooks de individuos, que son la mayoría. Pero, ¿qué ocurre con los Facebooks de comunidades y colectivos, con los de aquellos que promueven causas políticas o sociales, con aquellos que difunden ciencia o noticias? Todavía no se cuenta con datos empíricos al respecto; pero lo que sí ya queda comprobado (por la lógica y los datos) es que Facebook hace de los individuos los seres más estúpidos que se pueda imaginar, y todo solamente acicateando la vanidad humana y el afán de reconocimiento. Como enseña un aforismo griego: "Los dioses ciegan a quienes quieren perder".
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