martes, 18 de enero de 2011


José María Arguedas: Fragmentos de "EL SEXTO"

Con motivo del centenario del nacimiento de José María Arguedas, publicamos a continuación, fragmentos seleccionados de su obra EL SEXTO, obra que relata la situación dentro de la cárcel y nos muestra que en la cárcel se encuentra lo peor que la sociedad capitalista ha creado, privando de toda dignidad al ser humano; y por otro lado nos muestra como los ideales hacen que aún en los peores momentos, una persona mantenga su dignidad y su preocupación por otros como él.



Sobre la situación nacional y la situación de los trabajadores. Las frases pertenecen a Cámac, y Torralba, ambos obreros comunista en la novela.

“- ¿No es cierto que el gringo de los truts no tiene patria? ¿Dónde, dónde pone su corazón? ¿Sobre qué tierra, en qué pueblo? ¿Qué cerro o qué río recuerda en el corazón, como a su madre? ¿Qué hace un hombre que no ha sido cuidado, cuando era huahua, por la voz cariñosa de su madre? ¿Qué hace un hombre que no ha sido criado propiamente? ¿Entiende usted? ¿Que no ha tenido crianza de un patria, sino del billete, que no huele ni a México ni a China, ni a Japón, ni a Nueva York, que ni siquiera tiene el olor de la lágrimas ni de la sangre que ha costado, ni del azufre del demonio? ¡Estamos jodidos, porque ellos mandan todavía en el mundo!”

“…Puñalada es hijo de la miseria, de los barrios de Lima que apestan con el Sexto. ¿Crees que en un país donde hay justicia a eses muchacho lo hubieran entregado a Puñalada? ¿Crees que Puñalada existiría? El Perú está pues en manos de unos millonarios, que amontonan su plata hundiendo en la miseria, en la perversidad, en un excusado, a más de la mitad de los peruanos. Gabriel, ¡recuerda el mundo de afuera! ¿Por qué encierran a comunista y apristas en esta cárcel asquerosa? ¿Por qué es asquerosa? ¿Por qué cantamos el otro día junto al cadáver de Cámac? ¿Por qué Mok’ontullo tenía esa cara de la que salía como un fuego? Porque luchamos para que los peruanos seamos verdaderamente iguales. Ahora viven temblando siempre por el día de mañana, mientra que otros dominan provincias enteras. Para mantener eso tienen que mandar asesinar a muchos, encarcelar a cientos y miles, y a los que tienen más hambre y necesidades los obligan a vivir en la mugre, por el terror. ¡Hermano Gabriel: esa es la pelea grande, no ésta contra las porquerías del Sexto!...”



Muchos años antes que el APRA llegara al poder, y cuando todavía esta todavía era partícipe de las luchas populares, José María Arguedas hace un análisis de su escencia y su futuro, acertando con notable presición la situación de este partido en la actualidad.

Los siguientes fragmentos son fragmentos de diálogos pertenecientes a Pedro, el personaje es un obrero textil, líder de los comunistas dentro del Sexto.

“…El oportunismo al menudeo y en lo grande es la línea fiel del apra. Y por tanto maniobrar se embarullan, se extravían, se embrollan en ellos mismos. La doctrina no es quiere el “jefe” que sea clara. Tampoco la puede plantear claramente. No es por entero fascista; declara ser marxista y está en contra del comunismo, es anti-imperialista y ataca a la URSS para neutralizar o ganarse el apoyo de los Estados Unidos. El “jefe” se declara antifeudal, pero se rodea de señores que son grandes del norte; ellos lo esconden en sus casas, lo protegen, hasta lo mantienen; y es ídolo de los obreros de esos mismos señores feudales. Engaña a unos y a otros; recibe el halago de los poderosos, por lo bajo, en las alcobas, y mantiene enlace con los proletarios de los ingenios, aparece ante ellos como el revolucionario incorruptible y sacrificado. Pero ¿qué les ofrece? Adjetivos, adjetivos. En el fondo, y que lo diga Cámac, que ha luchado junto a los obreros mineros apristas, constituyen la reserva del imperialismo yanqui y de la reacción nacional. A la larga se lanzarán contra nosotros, el proletariado y el campesinado. Serán un enemigo peor que el General que ahora defiende desde el poder al imperialismo y a sus lacayos nacionales.”

….

“Ellos representan a la pequeña burguesía. Muchos de sus líderes son de gente de la llamada “aristocracia”; quieres un gobierno anticomunista. Pero ¿Cuál es la aspiración de la pequeña burguesía? ¿La revolución socialista, es decir, la revolución? No, amigo estudiante; a lo único que aspiran es a incorporarse a la clase de alta burguesía, desplazar a las familias tradicionales y desempeñar ellos la función de esas familias. Acabarán por aliarse, cuando y en el momento que convenga a la clase señorial esclavista y feudal que ahora gobierna; serán engullidos por esa casta, domesticados y convertidos en parachoques de la revolución. ¡Hay que odiar a sus cabecillas! ¡Estudiarlos y odiarlos a muerte como a los jefes de la reacción tradicional!”



“…Es un partido fascista, la cachiporra es el mejor método de lucha para ellos. ¡Que no se vea la razón, que no se descubra la verdad! ¿Cómo? A golpe limpio, liquidando físicamente a los que pueden demostrar que están equivocados, que están engañando.”



También mostramos mensajes alentadores, de Cámac, el ideal de obrero peruano, y de Gabriel, que es el personaje que representa al propio Arguedas.

“…El Perú es de fierro. Sobre el fierro hay arena ¿no es cierto? Llega el viento, se lleva la arena y las pajitas; el fierro después brilla fuerte. La arena sucia son los gringos, los gamonales, los capataces y los soplones; los traidores. El viento de la revolución los barrerá. Entonces la mano del obrero y del campesino hará que el Perú brille para siempre con el alumbrar de la justicia. ¡Caray, entonces sobre las cumbres de nuestros cerros, en el nevado, temblando, la bandera peruana no tendrá igual! ¡La bandera peruana, con su llama y su arbolito! ¡Yo, pues, soy peruano!...”

“…Cámac, el Perú es mucho más fuerte que el General y toda su banda de hacendados y banqueros, es más fuerte que el míster Gerente y todo los gringos. Te digo que es más fuerte porque no han podido destruir el alma del pueblo al que los dos pertenecemos. He sentido el odio, aunque a veces escondido, pero importan que sienten por quienes los martirizan; y he visto a ese pueblo bailar sus antiguas danzas; hablar en quechua, que es todavía en algunas provincias tan rico como en el tiempo de los incas. ¿Tú no has bailado el toril en Sapallanga y en Morococha misma? ¿No te has sentido superior al mundo entero al ver en la plaza de tu pueblo la chonguinada, la pallas o el sachadanza? ¿Qué sol es tan grande como el que hace lucir en los Andes los trajes que el indio ha creado en la conquista? ¡Y eso que tu no has visto las plazas del Cuzco, Puno, Huancavelica y Apurímac! Sientes, hermano, que en esos cuerpos humanos que danzan o que tocan el arpa y el clarinete o el pinkullo y el siku hay un un universo; el hombre peruano antiguo triunfate que se ha servido de los elementos españoles para seguir su propio camino. Los ríos, las montañas, los pájaros hermosos de nuestra tierra, la inmensa cordillera pelada o cubierta de bosques misteriosos, se reflejan en esos cantos y danzas. Es el poder de nuestro espíritu. ¿Y qué hay en los señores y los místeres que dominan nuestra patria? ¿Qué hay de espíritu en ellos? Sus mujeres tienden a la desnudez, casi todos los hombre a los placeres asquerosos y a amontonar dinero a cambio de más infierno para los que trabajan, especialmente para los indios.”

“- ¿Cuál es la diferencia que hay entre estos señores y los cholos e indios para quienes toda la miseria es considerada legítima a su condición de indios y cholos? Son ellos los que mueren, como tu me dijiste alguna vez. No se puede en este mundo mantener por siglos regímenes que martirizan a millones de hombre en beneficio de unos pocos y de unos pocos que han permanecido extranjeros durante siglos en el propio país que nacieron. ¿Qué ideal, hermano Cámac, inspira a nuestros dominadores y tiranos que consideran a cholos e indios de la costa y de la sierra como a bestias, y miran y oyen, a veces, desde lejos y con asco, su música y sus danzas en las que nuestra patria se expresa tal cual es en su grandeza y ternura? Si no han sido capaces de entender ese lenguaje del Perú como patria antigua y única, no merecen sin duda dirigir este país. Y creo que lo han sospechado y comprendido. Se empeñan ahora en corromper al indio, e infundirle el veneno del lucro y arrancarle su idioma, sus cantos y sus bailes, su modo de ser, y convertirlo en miserable imitador, en infeliz gente sin lengua y sin costumbres. Están arrojando a los indios por hambre, de las alturas, y los amontonan afuera de las ciudades, entre el polvo, a la fetidez del excremento y el calor. Pero se están poniendo una cuña ellos mismos. A un hombre con tantos siglos de historia, no se le puede destruir y sacarle el alma fácilmente; ni con un millón de maleantes y asesinos. No queremos, hermano Cámac, no permitiremos que el veneno del lucro sea el principio y el fin de sus vidas. Queremos la técnica, el desarrollo de la ciencia, el dominio del universo, pero al servicio del ser humano, no para enfrentar mortalmente a unos contra otros ni para uniformar sus cuerpos y almas, para que nazcan y crezcan pero que los perros y gusanos, porque aun los gusanos y los perros tienen cada cual su diferencia, su voz, su zumbido, o su color y su tamaño distintos. No rendiremos nuestra alma.”

“…El Perú vale esta inmolación y mucho más. Cuando hombres que piensan como nosotros tengan el poder, echaremos podredumbre de siglos al mar. El Perú brillará en el mundo como una gran estrella. Su luz será la nuestra, la que hayamos encendido nosotros.”

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