sábado, 26 de octubre de 2013

EL TRABAJO - FINAL

El trabajo y la alienación

Finalmente, el trabajo abstracto es una forma de alienación. ¿Por qué? Por lo que acabamos de mencionar: reduce la actividad productiva del ser humano a una simple relación de intercambio, es decir, reduce las relaciones entre personas a relaciones entre objetos. Cuando se cambia un zapato o una mesa no se ve que se está intercambiando el esfuerzo de hombres invertido en esas mercancías. Por eso, el trabajo abstracto es una exteriorización de la esencia humana, es decir, se le arrebata al hombre lo que es propio de él; y el hombre termina convirtiéndose en un objeto, en una máquina. Por ello, cuando el hombre trabaja, lo hace de manera forzada. No se siente a gusto en el trabajo porque este lo deshumaniza. 

El trabajo en el capitalismo se convierte, pues, en trabajo enajenado, ajeno al hombre. El hombre es otro (objeto, máquina) y no él mismo, de ahí viene el término alienación: ser otro. Sin embargo, esta alienación o enajenación no sólo se da a nivel de la producción, es decir, a nivel del trabajo productivo del obrero. Así como el producto del trabajo es ajeno para el obrero porque la actividad misma (el trabajo) le es ajeno, así también, los consumidores de los productos se alienan por consumir lo que no necesitan, lo que no les es necesario. Por ejemplo, vemos una gran cantidad de jóvenes luciendo elementos tecnológicos como iPhone, Blackberry (cosas innecesarias), consumiendo comida chatarra y comprando en lugares como Mega Plaza, Metro, etc., mientras que en otros lugares hay niños que ni siquiera pueden comer un pan en todo el día. Esa es la alienación en el sistema capitalista.

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