jueves, 24 de diciembre de 2015

TAREAS DEL SOCIALISMO


La palabra socialismo alude a muchas significaciones, pero lo que aquí nos interesa es relacionarla con una nueva concepción del mundo y con un nuevo sistema social que representa el tránsito hacia una sociedad sin clases en la que “comience la historia de la humanidad”. Por lo tanto, al socialismo al que nos vamos a referir a continuación es al socialismo comunista que fue científicamente fundamentado desde Carlos Marx y Federico Engels.

1. En la actualidad, cualquier agrupación o colectivo que trabaje por la realización del socialismo tiene la obligación de hacer un balance de la construcción del socialismo que comenzó en 1917 y terminó en la década de los 80 y 90 del siglo pasado. Lo primero que se evidencia cuando hacemos un estudio de este período de importancia histórico-universal, es que las fuerzas del socialismo comunista se mostraron excepcionalmente eficaces para tomar el poder político en diversas partes del mundo, pero no tuvieron la misma eficacia para desarrollar tal poder y mantenerlo. Así, en la Unión Soviética, después del XX Congreso del PCUS se desarrolló un persistente proceso de restauración capitalista que desembocó en la “Perestroika” y la “Glasnost” del periodo Gorbachov, paso previo al derrumbamiento del sistema soviético. Por otro lado, en la República Popular China, después de la muerte de Mao Tsetung, la restauración capitalista se desató abiertamente en los años 80 del siglo XX, bajo la conducción de Teng Hsiaoping. La única diferencia en la restauración capitalista que se dio en el seno de las dos grandes potencias socialistas fue que el proceso chino fue más ordenado y se mantuvo bajo la férula de un nominal partido comunista. Otros países que fueron socialistas también generaron sus propios procesos de restauración capitalista y de alejamiento de un verdadero socialismo. En el caso cubano, que nos compete directamente como latinoamericanos, ahora con el pacto Castro-Obama está más clara la deriva capitalista de ese país, comenzada en el llamado “periodo especial” de la década de los 90 del siglo pasado. Así, en la actualidad no hay países de veras socialistas en el panorama mundial.



2. Para el trabajo encaminado a construir un partido político que se constituya en verdadera vanguardia del proletariado y pueblo peruanos, es necesario previamente investigar qué falló y qué faltó en la construcción del socialismo y en el accionar del movimiento comunista internacional que comenzó a desempeñarse como tal desde la conformación de la Internacional Comunista en 1919. No se puede actuar como si no hubiese pasado nada importante. Y, en el caso del Perú, en el que tenemos la presencia creadora de Mariátegui, esta obligación de estudiar e investigar para dar alternativas nuevas y correctas, que no sean “calco ni copia” es mucho más urgente y necesaria.

3. Algunas deficiencias detectadas en el movimiento socialista y comunista peruano e internacional son las siguientes:
a) No se desarrolló suficientemente, a partir de “El Capital”, una propuesta económica eficiente para la construcción del socialismo y el arribo al comunismo. A partir del XX Congreso del PCUS, esta deficiencia trató de cubrirse recurriendo a recetas capitalistas. En el caso chino, esta deficiencia fue enfrentada políticamente con la “Revolución cultural”, que se quedó a medio hacer.
b) Mucho practicismo de la militancia y poca inclinación al estudio y a la investigación en función del desarrollo de la línea teórica, ideológica y política. Debido a esto, la militancia cayó con mucha facilidad en el positivismo burgués. No se le hizo caso a Lenin, que siempre recalcaba que “sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario”; tampoco se le hizo caso a Mao que señalaba siempre que “el que sea correcta o no la línea ideológico política lo decide todo”.
c) No se trabajó suficientemente para construir una cultura proletaria alternativa a la predominante cultura burguesa. Así, la alienación inducida por la burguesía terminó apropiándose de la conciencia de la militancia, a partir del individualismo, de la mentalidad de pequeño propietario, del pragmatismo, etc., que mucha de esta militancia traía de su formación familiar. En la medida de que el partido revolucionario para tener éxito debe dar dirección en todos los ámbitos de la cultura y el quehacer social, es necesario que tenga propuestas desarrolladas no solo para la acción política, sino también para la acción económica, científica, tecnológica y artística en la sociedad. En el caso universitario puede verse, por ejemplo, que no se tiene claro el carácter de la reforma que hoy necesita la universidad, y menos se tiene claro cuáles deben ser las propuestas progresistas para las diversas carreras que se ofrecen en la universidad. Así, la militancia que está en la universidad o en el magisterio, se nutre de ciencia burguesa y la reproduce.



4. De todo lo anterior se sigue que la construcción de un partido de nuevo tipo y verdaderamente revolucionario requiere de mucha teoría y práctica dialécticamente relacionada, y de un esfuerzo persistente, de largo aliento que,  incluso, exigirá de militantes profesionales que tengan por profesión la revolución. La construcción de tal partido es una tarea que se resolverá no de forma burocrática y poco informada, solamente con buenas intenciones y poco esfuerzo. Esto indica que debemos crear colectivamente las condiciones para hacer un trabajo esforzado, estudioso, consecuente y de gran entrega a la magna tarea de generar un partido de veras revolucionario. Si no actuamos así, nuestros esfuerzos serán vanos y poco responsables. Para concluir, debemos decir que a nosotros nos interesa trabajar por construir un partido de alto nivel teórico, de gran eficacia práctica, que esté en condiciones de dirigirlo todo, porque ha generado alternativas básicas para todas las áreas del conocimiento y quehacer humanos. De otro modo, no pensamos que debemos alentar proyectos superficiales, poco serios, por muy voluntaristas que sean.

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