jueves, 8 de enero de 2015

Diez días que conmovieron al mundo: De la burguesía no se puede esperar nada

15 de noviembre 1917: los bolcheviques luchaban incansablemente contra la inmediata ofensiva contrarrevolucionaria de la burguesía después de que aquellos tomaran el poder. Solo la voluntad inquebrantable de estos militantes, y las audaces medidas tomadas por el comité central liderado por Lenin, logró superar todos los obstáculos. Como señala John Reed: "El Smolny (cuartel de los bolcheviques después de la toma del poder) sólo contaba con la voluntad de las masas populares, inmensas, pero desorganizadas; gracias a su apoyo, el Consejo de Comisarios del Pueblo pudo dirigir victoriosamente su acción revolucionaria contra el enemigo".

Guardias rojos en Petrogrado, 1917

Trotski fue enviado al Ministerio de Negocios Extranjeros. Los funcionarios se negaron a reconocerlo y permanecieron encerrados en sus despachos: cuando vieron que forzaban sus puertas, presentaron la dimisión. Las nuevas autoridades reclamaron las llaves de los archivos; pero fue necesario que llegaran los obreros encargados de hacer saltar las cerraduras para que quienes las tenían las entregaran. Entonces, se descubrió que Neratov, antiguo ayudante del ministro, había desaparecido, llevándose con él los tratados secretos...

Sliapnikov trató de tomar posesión del ministerio de Trabajo. Hacía mucho frío y no había nadie en el edificio para encender la calefacción. Entre los cientos de personas presentes, nadie quiso indicarle dónde se encontraba el despacho del ministro...

Alejandra Kollontai, nombrada comisaria de Asistencia Pública el 13 de noviembre, fue acogida por una huelga general de los funcionarios del ministerio, a la que sólo unas cuarenta personas se negaron a sumarse. Los pobres de las grandes ciudades, los pensionados de los asilos, se encontraron sumidos en una indigencia espantosa. Delegaciones de enfermos muriéndose de hambre, huérfanos de rostros amoratados y escuálidos, sitiaban el edificio. Con lágrimas en los ojos, Kollontai mandó encarcelar a los huelguistas hasta que entregaran las llaves de los despachos y las cajas fuertes. Cuando tuvo en su poder las llaves, se dio cuenta de que la anterior ministra, la condesa Pánina, había partido llevándose los fondos, que se negaba a restituir a menos que la Asamblea Constituyente le ordenara hacerlo.

Incidentes parecidos a estos se produjeron en los ministerios de Agricultura, Abastecimientos y Hacienda. Los funcionarios, colocados ante la disyuntiva de reintegrarse a sus puestos o de perderlos junto con sus derechos a la jubilación, no respondían, o bien reanudaban sus labores tan sólo para sabotear el trabajo... Como casi toda la intelligentzia era antibolchevique, el Gobierno soviético tropezaba con dificultades insuperables para reclutar nuevos funcionarios...


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