CHAMBA Y POLÍTICA
A través de su columna de hoy en Diario16, el no tan joven comunicador Jerónimo Centurión envía un mensaje a los jóvenes que marcharemos mañana. Vale leerlo. Aquí lo reproducimos.
Qué alegría que el nuevo régimen laboral juvenil genere tanta polémica. Que por un momento este marasmo político en el que vivimos se interrumpa. Que los estudiantes universitarios, aquellos que deberían luchar por edificar, defender e intentar concretar sus sueños, se despeguen por un momento de sus teléfonos y se sientan, así sea por un par de horas, parte de algo más grande que sus egos y sus aspiraciones personales.
Ojalá entiendan que este proyecto es solo parte de algo más grande, complejo y potente. De un modelo del que será muy difícil escapar, que abarca casi todo el planeta y que Perú, por su endeble e inmoral falta de institucionalidad, es el paraíso perfecto para que esta plaga se extienda a niveles epidémicos. Y no me refiero solo al capitalismo, ni a la libre competencia, sino al neoliberalismo salvaje, al mercantilismo sin escrúpulos, a monopolios y oligopolios que son condenados en buena parte de países democráticos pero que aquí pasan completamente desapercibidos.
La nueva ley simplemente visibiliza y "formaliza" la forma en la que actualmente se dan las relaciones laborales: "Si no te gusta, vete. Eres libre de aceptar este trato o irte". Así funcionan las cosas hace mucho tiempo en este país. Y ningún gobierno se ha atrevido a pensar que el trabajo es un derecho, no un premio que ofrece un empleador al que más chambea, al que cobra menos y al que no se queja.
Un ejemplo del poder de este sistema ha sido la transformación kafkiana que han experimentado sin el menor bochorno los últimos dos presidentes del Perú. García ganó las elecciones enfrentándose a nivel retórico a los oligopolios, denunciando los oligopolios, la acumulación exagerada del capital. Y apenas llegó al poder, sin el menor rubor, vergüenza o explicación, se convirtió en el mandatario más derechista de la historia peruana. Lo mismo ocurrió con el "lobo" de Humala, el engreído de Chávez, el cuco izquierdista, de tanto coquetear con el centro, perdió la brújula y hoy se encuentra cómodo, circunspecto, en ese sillón que de manera nada fina ha tallado la CONFIEP para él.
Esta ley es la punta de un iceberg que deberíamos conocer mejor. Los derechos laborales, así como el derecho a una vivienda digna, a una educación de calidad, a la salud, información veraz, así como derechos fundamentales de las minorías, son DERECHOS, no migajas, que se debe exigir en voz alta, como corresponde.
Por eso me parece auspicioso, positivo, alentador que los derechos laborales sean de interés de los jóvenes, así sea por unas horas. ¿Se preguntarán ellos qué pasó con los sindicatos en el Perú? Sí, es cierto, se apolillaron, se volvieron cofradías políticas. Respaldo las críticas a los sindicatos en el sentido de que no realizaron ni realizan elecciones transparentes y justas para elegir a sus representantes. Pero rechazo aquella crítica tonta y fácil que los acusa de haberse politizado. La lucha por los derechos laborales en el mundo es política. Y la política es el grupo de acciones que se realizan por el bien común. El hecho de que en las últimas décadas nuestros representantes políticos, y cada vez con mayor intensidad, hayan demostrado el peor y más nefasto rostro de lo que implica el acto político no tiene por qué afectar el concepto ni mucho menos nuestro deber para reivindicar la política. El Perú, más que muchos países del mundo, necesita actos políticos, necesita de más cultura política, de activismo y de entendimiento político para entender lo que sucede y así intentar mejorar la situación de nuestro país. Dejen, por favor, universitarios y egresados, de decir que su protesta no es política, que no sea partidaria es otra cosa, pero sean conscientes de lo que hacen y háganlo con orgullo. Bienvenida la protesta política del jueves.
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