Homenaje a Eric Hobsbawm - 2da parte
Cuando estudiamos o realizamos investigación, muchas veces olvidamos que la base de toda nuestra propuesta teórica es una buena definición y explicación de los términos usados. Esto implica además, siguiendo el método materialista histórico, hacer un rastreo histórico del origen de las palabras. Sin embargo, este trabajo no es inútil: nos permite una mejor comprensión de la realidad y, posteriormente, una propuesta más sólida. Siguiendo esta productiva práctica, Eric Hobsbawm realiza algunas definiciones que presentamos a continuación.
Comunismo "real" (Europa del Este): “…los regímenes comunistas eran, en cierto sentido y deliberadamente, regímenes elitistas. Aunque sólo fuese por el énfasis que ponían en el papel de guía que debía desempeñar el partido. Su objetivo no era convertir al pueblo, las suyas no eran fes, sino iglesias oficiales. Por esta razón, la mayor parte de los pueblos sometidos a estos regímenes estaban fundamentalmente despolitizados. El comunismo no entró nunca en sus vidas en el sentido en que, por ejemplo, el catolicismo entró en las vidas y en las conciencias de los pueblos de América Latina tras la colonización. El comunismo era algo de lo que se esperaba buenos o malos resultados, pero que en general no fue interiorizado por los pueblos”.
Estados-nación: “…la globalización es un proceso que simplemente no se aplica a la política. Podemos tener una economía globalizada, podemos aspirar a una cultura globalizada, tenemos ciertamente una tecnología globalizada y una sola ciencia global; pero de hecho, políticamente hablando, el mundo sigue siendo pluralista, dividido en estados territoriales. […]
En ese marco hay que preguntarse cuál será el debilitamiento de los estados-nación. ¿Será bueno, será malo? Ya se verá. Pero lo cierto es que no se les puede ignorar, no se puede analizar el mundo como si no existieran o no fuesen importantes. Porque en política es lo único que tenemos. Las posibilidades de que una sola autoridad global desempeñe una función política y militar eficaz son igual a cero”.
Por eso creo que el problema de la globalización es la aspiración a garantizar un acceso tendencialmente igualitario para todos los productos de un mundo que es, por su naturaleza, desigual y distinto. Hay una tensión entre dos ‘abstracciones’. Se intenta encontrar un denominador común al que puedan acceder todas las personas para cosas que no son, repito, accesibles naturalmente a todos. Y ese denominador es el dinero, es decir, otra ‘abstracción”.
Guerra del futuro: “…determinados individuos o grandes corporaciones poseen [hoy] tanto dinero como los estados mismos. En buena parte gracias a la magnitud que han alcanzado las actividades ilegales, como el tráfico de drogas y el contrabando. […] En las guerras del futuro estas cuestiones serán, en mi opinión, cada vez más importantes. […] Trescientos milicianos bien armados, que no estén controlados directamente por ningún estado o gobierno, pueden incursionar fácilmente en vastas zonas y limpiarlas de ‘enemigos’. […] Cuanto menos estructurados, estatales, son los conflictos armados, más peligrosos son para las poblaciones civiles”.
Limpieza étnica: “Genocidio’ se ha convertido en un término utilizado con exceso y, por tanto, se ha despreciado; algo así como lo que ha sucedido con la palabra ‘fascismo’. El genocidio es un proyecto de eliminación total de una etnia. De algún modo, es una extensión lógica, y extrema, de la limpieza étnica. […] La limpieza étnica es un fenómeno que se manifiesta según varios y diversos niveles de gravedad, y puede ser llevada hasta los extremos del genocidio. Es algo ya de por sí lo bastante horrible, no hay ninguna necesidad de empeorar su sentido identificándola con el genocidio”.
Mito nacional: “Los mitos nacionales constituyen otro problema en el que hay que saber distinguir entre lo que llega desde abajo y lo que se impone desde arriba. Esos mitos no surgen espontáneamente de la existencia real de la gente, son más bien algo que la gente aprende de alguien: de los libros, de los historiadores, de las películas; hoy en día de los que hacen televisión. En general no forman parte de la memoria histórica ni de una tradición viva, excepto en circunstancias especiales, que se dan cuando, lo que un día se convertirá en mito nacional, nace de la religión. Es el caso de los judíos […]”.
(Fragmentos del libro de Eric J. Hobsbawm Entrevista sobre el siglo XXI. Al cuidado de Antonio Polito. Traducción de Gonzalo Pontón. Crítica. Barcelona, 2000. Selección de José Andrés Rojo). Tomado del diario El País.
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