domingo, 5 de febrero de 2012


¡A la Marcha por el Agua!

Los pobladores de Cajamarca convocaron a una Marcha Nacional por el Agua, en el marco de su lucha por impedir que la minera Yanacocha haga – una vez más – haga en las alturas de Celendín, lo que ya hizo antes en Combayo, Baños del Inca o Porcón, luego de sostener las mismas promesas que ahora repite, que han provocado la destrucción de varias lagunas y el crecimiento desordenado de la ciudad de Cajamarca, con los empobrecidos por la minería hacinados en una ciudad que ha perdido también su capacidad de abastecimiento de agua. Así, el río Grande, que abastece con el 50 por ciento del agua potable a la ciudad de Cajamarca, ha perdido su cabecera de cuenca y su napa freática ha descendido más de 130 metros. Todo en solo dos décadas.

Los que favorecen los intereses de la empresa minera antes que cualquier otro interés poblacional dicen que la Marcha por el Agua es una maniobra política de extremistas que azuzan a la población. No pienso contradecirlos.

Yanacochaha ha dispuesto a varios agentes azuzadores en la zona dirigidos por Carlos Santa Cruz. También están con ellos Javier Velarde, Antonio Ardiles, Darío Zegarra, y todos al mando del camarada Roque Benavides, ordenando cercar las lagunas, disponiendo maquinarias en tierras ajenas, amenazando a los que se quejan al ser forzados adejar sus tierras y a ver morir sus ganados. Y entonces los afectados dicen basta.


Y claro que es política la marcha – ni modo que sea técnica – porque quieren los marchantes y los que los apoyan quieren otro modelo de desarrollo, uno que les permitavivir bien, con dignidad y no sumirse en la pobreza a la que está destinada cada localidad tocada por una actividad extractiva. Y desean más porque aspiran a que la democracia sea algo que se coma, que calme la sed. La lista de reclamos mínimos es contundente: se trata de pedir la intangibilidad de las cabeceras de cuenca, de prohibir la minería de mercurio y cianuro, de reclamar el agua como un derecho humano. Por eso se suman otros más de muchas regiones, con la espontaneidad de la esperanza. Por eso surge la solidaridad internacional.

Y es que hay que ubicarse en un contexto mayor que el de nuestras fronteras artificiales, para entender mejor lo de Conga, que prefigura un debate nacional en muchos casos concretos, pero que es parte de un gran debate mundial.



Según la UNESCO, más de 2 mil millones de personas sufrirán por falta de agua en 2050,lo que es poco menos que un tercio de la actual población mundial. La producción global de alimentos tendrá que aumentar un 70% para 2050, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y se requerirá al menos la mitad adicional de energía de la que se usa ahora. Faltan cuarenta años para 2050. O sea, nada.


Por otro lado, una comisión del Parlamento Europeo advierte que cada habitante de la Unión Europea arroja anualmente a la basura 179 kilos de productos alimenticios en perfecto estado de consumo, es decir que casi el 50% de productos sanos y comestibles se pierden en el proceso que lleva desde la producción hasta la mesa del consumidor.

El modelo de desarrollo al que benefician los proyectos extractivos mineros, petroleros, de cultivos intensivos para la exportación – como los que pretende el Grupo Gloria al apropiarse de casi el 80% de las tierras beneficiadas por el proyecto Olmos – es el que sirve a este sistema irracional. Ese, precisamente que, además, está en quiebra planetaria no solo por excesos en sus manipulaciones financieras, sino que se aproxima a su fin por el agotamiento de recursos anivel planetario.


“Los límites del crecimiento se definen, al mismo tiempo, por el volumen de los stocks de recursos naturales no renovables disponibles y por la velocidad de la regeneración de los recursos renovables dela biósfera”,dice Serge Latouche, ideólogo del decrecimiento y la antieconomía. La gran Marcha por el Agua, que la organizan campesinos y pueblos indígenas y pobres de la ciudad, intuye esto y lo asume. Y lo expresa en pacífica, y explícitamente pacifista, protesta que marca la irrupción formal en la política del más grande pelotón de olvidados e indignados de nuestra historia republicana.

Por David Roca Basadre
Tomado del semanario Hildebrant en sus trece del 27 de enero.
Fotos: El regional - Noticias Cajamarca http://www.elregionalcajamarca.com

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