domingo, 25 de mayo de 2014

La mujer en el porvenir

Las propuestas socialistas y comunistas de una nueva sociedad, justa y verdaderamente humana, han considerado el "problema de la mujer" como un tema clave. Sin embargo, los enfoques varían en cuanto a la forma en que se solucionaría dicho "problema". Mientras unos se concentran en reivindicaciones de "género" y otros proponen el revanchismo feminista, el marxismo ha demostrado que la lucha de clases se encuentra en la base del "problema de la mujer". Y, en ese sentido, la mujer solo será verdaderamente libre cuando se acabe con la explotación de una clase por otra. A continuación, un texto de Augusto Bebel (1840-1913) sobre la mujer.


Este capítulo puede ser muy corto. No contiene más que las conclusiones que se desprenden de lo antedicho acerca de la situación de la mujer en la futura sociedad, conclusiones que cada lector puede sacar por su cuenta.

En la nueva sociedad, la mujer será completamente independiente en el aspecto económico y social, no conocerá ni sombra de dominación y explotación. Será libre, igual al hombre y señora de sus destinos. Se educará igual que el hombre, salvo los casos en que la diferencia de sexo es ineludible. Viviendo en condiciones naturales, ella podrá desarrollar sus fuerzas físicas e intelectuales con arreglo a sus necesidades; tendrá toda la libertad para elegir la esfera de actividad que corresponda mejor a sus deseos, inclinaciones y dotes y trabajará en condiciones de igualdad al hombre. Una parte del día, la obrera se ocupa en alguna esfera práctica, otra parte se dedica a la educación, a la instrucción de los jóvenes o al cuidado de los enfermos, la tercera parte la emplea en problemas del arte y la ciencia y, finalmente, el resto del tiempo cumple alguna función administrativa. Se dedica a la ciencia, trabaja, descansa y se divierte en compañía de otras mujeres o de hombres, según le parezca y cuando se le presente la oportunidad.

Al igual que el hombre, gozará de plena libertad en la elección de su querido. Lo elige o es elegida y solo contrae matrimonio si éste responde a sus inclinaciones. Esta unión será, como antes de la Edad Media, un contrato privado, sin la intervención de autoridades. Aquí, el socialismo no crea nada nuevo, lo único que hace es poner a un nivel cultural superior y en nuevas formas sociales lo que era regla general mientras no se impuso en la sociedad el reino de la propiedad privada.

Siempre que la satisfacción de sus necesidades no cause daño a los demás, el hombre debe disponer de sí. La satisfacción del instinto sexual es una cosa tan personal de cada individuo como la satisfacción de cualquier otra necesidad natural. Nadie debe rendir cuentas de eso a otros y nadie debe inmiscuirse en ello sin ser llamado. Mis relaciones con personas de otro sexo, mi modo de comer, de beber, de vestir y de dormir son cosas personales mías. La inteligencia, la instrucción y la completa independencia del individuo son propiedades que, en virtud de la educación y las condiciones de la futura sociedad, serán naturales y protegerán a cada cual contra actos improcedentes. Los hombres y las mujeres de la futura sociedad poseerán un grado mucho más alto de desarrollo y de conocimiento de sí mismos que lo poseen hoy. Ya el solo hecho de que desaparecerán toda falsa vergüenza y todo miedo ridículo de hablar de las cuestiones sexuales, como de algo misterioso, hará mucho más naturales las relaciones entre los sexos. Si entre dos personas que han contraído matrimonio surge indiferencia o antipatía, es moral deshacer esta unión, que se ha vuelto antinatural y, por ende, amoral. Al descartarse todas las circunstancias que condenan actualmente a numerosas mujeres al celibato o a la prostitución, los hombres no podrán más hacer valer su predominio. Por otra parte, los cambios cardinales ocurridos en las condiciones sociales suprimirán muchos obstáculos y causas de desorganización que influyen hoy en la vida conyugal y que la hacen absolutamente imposible e impiden su prosperidad.

"El matrimonio burgués, como hemos demostrado sin dejar lugar a dudas, se desprende de las relaciones burguesas de propiedad."

"... la emancipación completa solo es posible sobre la base de un viraje radical que ponga fin a la dominación del hombre sobre el hombre y, por tanto, del capitalista sobre el obrero. Sólo entonces logrará la humanidad su más alto desarrollo. Entonces sobrevendrá el "siglo de oro" con el que los hombres han estado soñando durante milenios enteros. Se habrá acabado para siempre con la dominación de clase, y con ella habrá llegado el fin de la dominación del hombre sobre la mujer".

Tomado de
Bebel, Augusto (s.f.). La sociedad futura. URSS: Progreso.

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